lunes, 24 de marzo de 2014

Los toros


Según mi humilde criterio, he de decir que el espectáculo taurino, me resulta no menos que como cualquier otra clase de pan y circo, algo con lo que la gente da su griterío y desahogo. A algunos les gusta el fútbol, a otros las carreras de coches, motos, a otro el tenis o que se yo; pues sobre gustos como quien dice, no hay nada escrito. Mas la pregunta nace cuando valoramos, o aportamos en si un punto de vista ético a la cuestión en sí:

-Los toros siempre son juzgados tal como una tortura, tal como algo despreciable, también se relacionan en ocasiones con la derecha, se dice de dicha fiesta que es una barbarie sin sentido… aun según mi opinión, veo en la fiesta algo que aclama mi atención en cierto modo. Lo que juzgaré a continuación, lo haré dado que, se de lo que hablo: -Dícese mucho sobre tema tal, de carácter como poco polémico, y muchas de las cosas dichas resaltan mi atención y en ocasiones hasta dibujando una carcajada. Ante la violencia, de dicho espectáculo no voy a mostrar mi sentido, dado que es algo evidente, lo que les mostraré es las principales opiniones, y dejo a su elección decidir que se acerca más a ustedes. Esto no se trata de justificar nada, simplemente es un contraste de puntos de vista, pues el mundo taurino trata de justificarse en que, la fiesta taurina preserva a este animal. Y sinceramente creo que es cierto que la abundancia de dichos animales viene dada en parte por eso, pero justificarse en eso es algo que para mi punto de vista resulta no menos que estulto. Aquí encontramos un espectáculo de lucha entre un animal, un duelo, una batalla, llámenlo como quieran. Y lo que se ha de juzgar es si les gusta o no. Muchos creen que es un acto despreciable, a otros les encanta. Pero mi pregunta, ¿de veras importa el animal en sí?

Muchos defienden que los toros preservan al animal, los otros defienden que el animal es torturado, si es cierto, ambas son ciertas; pues por desgracia en este mundo solo se da cuidado a lo que sirve de instrumento al hombre, por lo que, lo que no tiene un papel relevante, carece de importancia. Por eso, yo les pongo ante un punto de vista de mero gusto, les gustan, síganlos, no les gustan no los sigan. El lince ibérico es una especie amenazada, seguro que si inventásemos algo que hacer con ellos, desaparecerían de la extinción porque buscaríamos los medios de hacer que su reproducción se diera en modo efectivo. El mundo carece según creo de la conciencia suficiente, el hombre es egoísta. Pero tratar de mezclar en dichos temas política, economía, etc… me resulta como dije antes, gracioso. Por ejemplo Federico García Lorca era un gran aficionado de dicha actividad, y era seguidor de la república y homosexual, y se atrevió a decir que “Los toros son la fiesta más culta del mundo” aunque sinceramente que lo sean o no a mí me es indiferente. Por otro lado, una entrada a la Ventas es más barata que una entrada al Bernabéu. Así pues la razón me dice que, orientar la actividad a un determinado lado político, o a una determinada clase económica me resulta sin duda alguna un sin razón.

La gente debiere juzgar lo que es la fiesta, y dejar de buscar externos, dejarse de politiqueos vanos y necios. ¿Sufrimiento? ¿Acaso creen que la carne, los huevos y todo lo que viene en relación a lo animal no trae de la mano barbarie? Porque yo les animaría a que entrasen a fábricas de huevos donde los animales son usados como instrumentos, también a empresas cárnicas donde los cerdos son matados con pistolas eléctricas…etc. Así pues el mundo debiere darse cuenta, que no hay que cambiar fiestas, ni hay que cambiar nada externo, sino quizá debiéremos replantearnos que, quien realmente es un animal es el hombre. Pues no solo se usan a los animales como animales, sino también a propios hombres, así como por ejemplo en el Congo con el coltán, en manufacturas textiles en la India o China. Deberíamos ver más lejos de las pequeñeces, dejarnos de buscar meras excusas, y luchar por un mundo más justo.

Los toros, viven cinco o seis años como reyes, luego mueren, con honor o deshonor, cómo animales o no, francamente, veo a los toros como un algo más, como un instrumento del ocio infame de este loco mundo, de este loco hombre.



Madelgado.